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mercoledì 19 ottobre 2011

(Hallado en el Padma Purana de Krishna Dvaipayana Vyasa, hablado por Satyavrata Muni en una conversación con Narada Muni y Saunaka Rsi)


“En el mes de Kartika debe adorarse al Señor Damodara, y debe recitársele diariamente la oración conocida con el nombre de Damodaraastaka, que pronunció el sabio Satyavrata y que atrae al Señor Damodara.”

(Sri Hari-bhakti-vilasa 2.16.198)
1

namamisvaram sac-cid-ananda-rupam
lasat-kundalam gokule bhrajamanam
yasoda--bhiyolukhalad dhavamanam
paramrstam atyantato drutya gopya

(1) Le ofrezco mis humildes reverencias al Señor Supremo, Sri Damodara, cuya forma corporal es la personificación de la existencia eterna, el conocimiento y la bienaventuranza y que resplandece hermosamente en el divino reino de Gokula. Sus zarcillos con forma de tiburón se mueven oscilando cuando huye apresuradamente de Madre Yasoda, que Lo persigue [por haber roto el tarro de yogur que batía para hacer mantequilla, y por robarle la mantequilla que había dejado colgada de un soporte].

Él se aleja corriendo del mortero de madera, temeroso de Madre Yasoda, que corre velozmente tras Él hasta atraparlo.

2

rudantam muhur netra-yugmam mrjantam
karambhoja-yugmena satanka-netram
muhuh svasa-kampa-trirekhanka-kantha-
sthita-graivam damodararm bhakti-baddham

(2) [Viendo el palo de batir en manos de Su madre], llora y frota Sus ojos una y otra vez con Sus manos de loto. Su mirada refleja mucho temor y el collar de perlas que rodea Su cuello, semejante a una caracola marcada con tres líneas, tiembla por la agitada respiración producida por Su llanto. Al Señor Supremo, Sri Damodara, cuya cintura no es atada con cuerdas, sino con el amor puro de madre Yasoda, Le ofrezco mis humildes reverencias.

3

itidrk sva-lilabhir ananda-kunde
sva-ghosam nimajjantam akkyapayantam
tadiyesita-jnesu bhaktair jitatvam
punah prematas tam satavrtti vande

(3) Con estos pasatiempos infantiles, Él sumerge a los habitantes de Gokula en lagos de éxtasis, y revela a los devotos que están absortos en el conocimiento de Su majestad y opulencia supremas que sólo aquellos cuyo amor puro está lleno de familiaridad, libre de toda concepción de temor y reverencia, pueden conquistarlo. De nuevo, cientos y cientos de veces, le ofrezco con gran amor mis reverencias al Señor Damodara.

4

varam deva moksam na moksavadhim va
na canyam vrne 'ham varesad apiha
idam te vapur natha gopala-balam
sada me manasy avirastam kim anyaih

(4) ¡Oh, Señor! aún cuando Tú eres capaz de otorgar todo tipo de bendiciones, no te pido el don de la liberación impersonal, ni la liberación suprema de la vida eterna en Vaikunta, ni cualquier otro beneficio [que se pueda conseguir practicando los nueve procesos del bhakti]. ¡Oh, Señor!, simplemente deseo que Tu forma de Bala Gopala en Vrindavana se manifieste siempre en mi corazón, pues ¿de qué me sirve cualquier otra bendición?

5

idam te mukhambhojam atyanta-nilair
vrtam kuntalaih snigdha-raktais' ca gopya
muhus cumbitam bimba-raktadharam me
manasy avirastam alam laksa-labhaih


(5) ¡Oh, Señor! Tu cara de loto, rodeada de mechones y bucles de Tus negros cabellos, enrojecidos y suaves, es besada una y otra vez por madre Yasoda y Tus labios tienen el rojo del fruto bimba. Que esta hermosa visión de Tu rostro de loto se manifieste siempre en mi corazón. ¿Para qué otros miles y miles de bendiciones?
6

namo deva damodarananta visno
prasida prabho duhkha jalabdhi-magnam
krpa-drsti-vrsyati-dinam batanu-
grhanesa mam ajnam edhy aksi-drsyah

(6) ¡Oh, Dios Supremo! Ofrezco reverencias ante Ti. ¡Oh, Damodara! ¡Oh, Ananta! ¡Oh, Visnu! ¡Oh, mi Señor, complácete conmigo!. Posando Tu misericordiosa mirada sobre mí, libera a este pobre tonto ignorante, inmerso en un oceano mundano de lamentaciones, y hazte visible ante mis ojos.

7
kuveratmajau baddha-murtyaiva yadvat
tvaya mocitau bhakti-bhajau krtau ca
tatha prema-bhaktim svakam me prayaccha
na mokse graho me 'sti damodareha

(7) ¡Oh, Señor Damodara!, así como liberaste de la maldición de Narada a los hijos de Kuvera, Manigriva y Nalakuvara, y los hiciste grandes devotos, en Tu forma de niño con la cuerda del mortero de madera atada a tu cintura, concédeme a mí tu propio prema-bhakti. Este es mi único anhelo, ya que no deseo ningún tipo de liberación.

8

namas te 'stu damne sphurad-dipti-dhamne
tvadiyodarayatha visvasya dhamne
namo radhikayai tvadiya-priyayai
namo 'nanta-lilaya devaya tubhyam

(8) ¡Oh, Señor Damodara!, en primer lugar ofrezco mis reverencias a la brillante cuerda refulgente que ata tu cintura. Seguidamente ofrezco mis reverencias a tu cintura, que es la morada del universo entero. Me postro humildemente ante Tu bienamada Srmati Radharani, y Te ofrezco todas mis reverencias a Ti, Supremo Señor que manifiestas pasatiempos ilimitados.

giovedì 13 ottobre 2011

Sri Damodara!!!


Una vez, viendo que su doncella de servicio estaba ocupada en diferentes deberes domésticos, madre Yasoda se puso la batir la mantequilla ella misma. Y mientras batía, cantaba los pasatiempos infantiles de Krishna y gozaba pensando en su hijo.

Mientras ella batía la mantequilla, sujetó firmemente el extremo de su sari, y debido al intenso amor que ella sentía por su hijo, de sus pechos brotaban automáticamente gotas de leche. Sus pechos se movían mientras ella trabajaba muy arduamente batiendo con las dos manos. Las esclavas y pulseras de sus brazos producían un alegre tintineo al chocar entre sí, y sus aretes y pechos se estremecían. Había gotas de sudor en su rostro, y la guirnalda de flores que tenía sobre la cabeza se esparció de un lado a otro. Ante aquél cuadro tan pintoresco, el Señor Krishna apareció como un niño. Tenía hambre, y, debido al amor que sentía por Su madre, quiso que ésta dejara de batir la mantequilla. Él indicó que la ocupación principal de Yasoda era darle de mamar, y que batiera mantequilla más tarde.

Madre Yasoda puso a Krishna en su regazo, y le metió el pezón de su pecho en la boca. Mientras Krisha chupaba la leche, Yasoda sonreía, disfrutando de la belleza del rostro de su hijo. De pronto, la leche que se encontraba en el fuego comenzó a hervir. Para evitar que la leche se derramase, madre Yasoda puso a Krishna a un lado y se dirigió hacia el fogón. Abandonado por Su madre en esa condición, Krishna se disgustó mucho, y la furia enrojeció Sus ojos y Sus labios. Entonces, apretando Sus dientes y Sus labios, el Señor tomó una piedra e inmediatamente rompió la olla de mantequilla, cogió un poco de mantequilla, y, con lágrimas fingidas en Sus ojos, se puso a comérsela en un lugar apartado.

Mientras tanto, madre Yasoda regresó a batir la mantequilla después de evitar que la leche se derramara. Ella vio que olla en la cual se guardaba la mantequilla batida estaba rota. Y al no encontrar a su hijo, llegó a la conclusión de que aquello era obra de Él. Yasoda sonrió al pensar: «Este niño es muy listo. Después de romper la olla, se ha ido por temor al castigo». Luego de buscar por todas partes, Yasoda encontró a Krishna sentado sobre un mortero de madera que estaba volteado. El Señor tomaba mantequilla de una olla que colgaba del techo, y con ella alimentaba a los monos. Yasoda vio que Krisha, consciente de su travesura, miraba por todos lados por temor a Su madre. Al ver a su hijo haciendo eso, Yasoda se le acercó muy silenciosamente por detrás. Krishna, no obstante, la vio acercarse con una vara en la mano, e inmediatamente se bajó del mortero y huyó temerosamente.

Madre Yasoda persiguió al Señor por todos los rincones, tratando de capturar a la Suprema Personalidad de Dios, a quien nunca se le acercan ni siquiera las meditaciones de los grandes yogis. En otras palabras, Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, a quien nunca atrapan los yogis y especuladores, actuaba tal como un niño pequeño, para un gran devota como madre Yasoda. Madre Yasoda, sin embargo, debido a su delgada cintura y a su pesado cuerpo, no pudo atrapar con facilidad al niño, el cual corría rápidamente como le fue posible. Su cabello se soltó y la flor que adornaba su cabeza cayó al suelo. A pesar de estar cansada, Yasoda alcanzó y capturó a su travieso niño. Una vez capturado, Krishna estaba a punto de llorar, y con Sus manos se restregaba los ojos, que estaban ungidos con cosmético negro. El niño vio el rostro de Su madre cuando ella se paró frente a Él, y Sus ojos se pusieron inquietos por el temor. Madre Yasoda pudo comprender que el temor de Krishna era innecesario, y para Su beneficio quiso mitigar Sus temores.

Madre Yasoda, la más elevada bienqueriente de su hijo, se puso a pensar: «Si el niño me teme demasiado, no sé qué podrá ocurrirle». Madre Yasoda entonces arrojó lejos la vara que llevaba. Mas, para castigar a su hijo, decidió atarle las manos con unas cuerdas. Ella lo ignoraba, pero en realidad era imposible que ella atara a la Suprema Personalidad de Dios. Madre Yasoda creía que Krishna era su pequeño hijo. Ella no sabía que el niño no tenía ninguna limitación. No hay interior ni exterior de Él, ni principio ni fin. Él es ilimitado y omnipresente. En efecto, Él Mismo es toda la manifestación cósmica. Sin embargo, madre Yasoda creía que Krishna era su hijo. Aunque el Señor se encuentra más allá del alcance de los sentidos, Yasoda intentó atarlo al mortero de madera, pero cuando ella trató de amarrarlo, se encontró con que la cuerda que estaba usando era muy corta: le faltaban dos pulgadas. Por consiguiente, consiguió más cuerdas en la casa y las unió, pero siempre encontró que faltaba lo mismo. Después de unir todas las cuerdas que había en la casa, al hacer el nudo final, a la cuerda todavía le faltaban cinco centímetros. Yasoda sonrió maravillada. ¿Cómo ocurría eso?

En el intento de amarrar a su hijo, Yasoda se cansó; ella transpiraba y la guirnalda que estaba sobre su cabeza cayó al suelo. Entonces, el Señor Krishna apreció la ardua labor de Su madre, y, compadecido, accedió a ser atado con esas cuerdas. Krishna, actuando como un niño humano en la casa de madre Yasoda, llevaba a cabo Sus propios y selectos pasatiempos. Por supuesto que nadie puede controlar a la Suprema Personalidad de Dios. El devoto puro se rinde a los pies de loto del Señor, el cual puede protegerlo o destruirlo. Pero, por su parte, los devotos jamás olvidan su propia posición de entrega. En forma similar, el Señor también siente un placer trascendental al someterse a la protección del devoto. Krishna dio su ejemplo de esto al rendirse a Su madre, Yasoda.

Krishna es para Sus devotos el supremo otorgador de todas las clases de liberación; pero ni el Señor Brahma, ni el Señor Siva, ni la diosa de la fortuna experimentaron jamás una bendición tal como la que Krishna le otorgó a madre Yasoda.

La Suprema Personalidad de Dios, a quien se conoce como el hijo de Yasoda y Nanda Maharaja, jamás es conocido en forma muy completa por los yoguis y especuladores. Pero Él les resulta fácilmente asequible a Sus devotos. Los yoguis y especuladores tampoco aprecian al Señor como la fuente suprema de todos los placeres.

Después de atar a su hijo, madre Yasoda se entregó a sus quehaceres domésticos. En ese momento, Krishna, atado al mortero de madera, pudo ver tras de Él dos árboles conocidos como árboles arjuna. El Señor Sri Krishna, la gran fuente de todos los placeres, pensó para Sí: «En primer lugar, mamá Yasoda se fue sin darme suficiente leche, y por eso rompí la olla de yogur y a manera de caridad les distribuí a los monos la provisión de mantequilla. Ahora, Me ha atado a este mortero de madera. Mi siguiente travesura será todavía peor». Y así, el Señor pensó en derribar los dos árboles arjuna, los cuales eran muy altos.

Hay una historia detrás del par de árboles arjuna. En sus vidas anteriores, esos árboles habían sido seres humanos, hijos de Kuvera, y sus nombres eran Nalakuvara y Manigriva. Ahora, por fortuna, el Señor los había visto. En su vida anterior, el gran sabio Narada Muni los había maldecido para que un día recibieran la bendición más elevada de todas: ver al Señor Krishna. Esta maldición-bendición se les otorgó como resultado de su olvido, causado por la embriaguez. El capítulo siguiente narra esta historia.

Así termina el significado de Bhaktivedanta, del Noveno Capítulo del libro Krishna, titulado: «Madre Yasoda ata al Señor Krisha».

sabato 8 ottobre 2011

Srimati Radharani dialoga con un abejorro


Lautoka, Fidji, 9 de febrero de 2002


Srimati Radharani dialoga con un abejorro

Radharani habla con el abejorro―como si hablara con Krishna― que da vueltas a Su alrededor intentando detenerse sobre Sus pies como si fuesen flores de loto. Ella Le pide al abejorro que vuelva a Madhupuri (Mathura), de donde procede, porque parece intoxicado y contaminado. Pero el abejorro no se va y Ella insiste: `Eres un abejorro. Tienes seis extremidades, el ser humano tiene dos, y los animales de tierra tienen cuatro. Estos animales son estúpidos, no aprenden de sus errores y viven sin preocuparse del mañana. Tú tienes seis patas y por tanto eres peor que ellos...'. De este modo regañaba Radhika al abejorro como a alguien malintencionado.



Con lágrimas en los ojos, Srimati Radhika le expresaba Su rabia trascendental: `Al igual que bebes el néctar de las flores, Krishna viene hacia nosotras y le hemos dado todo nuestro amor. Luego, después de beber el néctar de nuestros labios, nos abandonó para siempre. Cuando te has deleitado del néctar de una flor, vas en busca de otra sin preocuparte de su valor. Estás de tal modo intoxicado por el néctar de la primera, que en ello pierdes toda tu inteligencia. Krishna actúa igual. Él se encontraba con nosotras, pero está ahora en Mathura saboreando otras flores, como Kubja por ejemplo. Así, como tú bebes el néctar de toda clase de flores sin apreciar verdaderamente cuánto valen, Krishna se encuentra con las jóvenes de Mathura sin ningún afecto hacia nosotros.'



Al oír cómo el abejorro susurra, Radharani le replica: `¿Qué Me dices? ¿Que Laksmi, la más casta de las mujeres, busca siempre servir a los pies de loto de Krishna, mientras que nosotras Lo rechazamos? ¿Dices que no somos nada comparadas a Laksmiji y que no deberíamos estar enfadadas con Él? Si éstas son tus palabras, entonces estarías mejor callado. Laksmiji es absolutamente neófita sirviendo a Krishna, mientras que nosotras somos expertas. Le conocemos desde Su infancia y estamos al corriente de Sus secretos. No hay nada que no sepamos sobre Él. Él es muy inteligente y buen orador, y por lo tanto puede convencer fácilmente a Laksmiji, pero no puede convencernos a nosotras. Nosotras conocemos Sus trucos; ¡ya nos ha engañado tantas veces! Pero ahora, ya lo sabemos y no puede engañarnos. No vamos a comprometernos más con Él.'



`No intentes influenciarnos con tus dulces zumbidos. Él nos dice también bonitas palabras y de Él habrás aprendido a hablar de este modo. Pero, ¿sabes de quién aprendió estos bellos modales? De nosotras. Incluso Le hemos enseñado el mana. Así que no intentes convencernos.' El abejorro parece replicar: `Él siente por vosotras un gran apego. Nunca os abandonará ni volverá a cometer Sus errores.'



Radharani le dijo entonces: `Oh, dhurta (engañador), no intentes darnos lecciones. Nosotras Lo conocemos bien. Déjanos decirte una cosa. No confiamos en alguien que es interior y exteriormente negro, como tú. No queremos ningún compromiso. He aprendido la lección y jamás confiaré en alguno de color negra. De ninguna manera se trata de un acuerdo. ¿Sabes cuál es nuestra situación hoy? Hemos abandonado a nuestro hogar, nuestra familia, nuestra castidad, absolutamente todo, tan sólo por Él. Pero Él nos ha dejado y Se ha marchado. No tenemos ni un grano de arroz a ofrecerte. Él es el causante de esta situación. ¿Cómo crees que podrémos remediar esto?'



`Purnamasi-devi nos informó de que alguien muy atrayente vivió durante el Treta-yuga y que la complexión de Su piel era tan oscura como Su interior. Él decía que para complacer a Su padre debía ir a vivir durante catorce años en el bosque. Se vistió entonces como un sadhu y se marchó con Su esposa. ¿Porqué se marchó con Su esposa? Debía haberse ido sólo al bosque si quería llevar la vida de un sadhu. Ahí, en el bosque, alguien raptó a Su esposa. Él Se puso a llorar de desesperación y encontró a un mono de nombre Sugriva que pasaba también por la misma situación. La esposa de Sugriva había sido robada por su hermano Bali. Ellos dos se volvieron entonces amigos y decidieron apoyarse mutuamente con el fin de encontrar a sus esposas. Uno de ellos, de complexión negra, llamado Rama, dijo a Sugriva que le ayudaría a vencer a su hermano. Más tarde, cuando Rama luchó contra su hermano, Bali, se escondió detrás de un árbol y le dio muerte de un flechazo. ¿Porqué tuvo que matar a un mono?' Los monos se asemejan a los seres humanos. En sánscrito y en hindi, `mono' se dice banara, nara significa humano.



`Nadie come carne de mono. Entonces, ¿porqué lo mató? Él pensaba que podía controlar Sus sentidos, pero mira, simplemente por encontrar a Su esposa, Él participó a esta matanza. ¿Es esta una conducta ejemplar? Más tarde, Rama volvió al bosque, y debido a Su gran atractivo, la hermana de Ravana, Surpanakha, se sintió atraída y Le pidió que se casara con ella. Ella deseaba simplemente volverse Su esposa. ¿Porqué Él mutiló la nariz y las orejas de Surpanakha? Debía haberle dicho que estaba casado y que buscara a algún otro marido. Ahora, mutilada, nadie más la podría desear como esposa. ¿Era necesario cortarle la nariz y las orejas? ¡Nada justifica tales actos!'



Srimati Radhika sigue diciendo: `Hubo otra persona de negruzca complexión. Era alto y con buena corpulencia, pero cuando se presentó ante la corte del rey Bali, apareció como un joven brahmachari del tamaño de un enano (Sri Vamanadeva). Le mendigó al rey tres pasos de tierra para construir un kutira y efectuar su bhajana. Bali Maharaja sonriendo Le dijo, "Todavía eres un niño y no tienes suficiente inteligencia. Puedes pedirme una vaca, oro, una casa amueblada, sabrosos alimentos y bebidas, la hija de un brahmán por esposa, prósperas aldeas, caballos, elefantes, cuadrigas, o cualquier cosa que desees. Yo Te lo daré. Puedes pedirme el reino de Indradeva o el de la Tierra, o bien el de Brahma".



`Vamanadeva rechazó todos los ofrecimientos de Bali diciendo que Él era un joven brahmachari y que por lo tanto necesitaba sólo tres pasos de tierra. Entonces el rey Bali le dijo de tomar los tres pasos que necesitara. Todos pensaron que Sus tres pasos iban a estar en proporción a su estatura de sólo 1,32 metro. Pero, de inmediato, el Señor Vamanadeva Se extendió formando un cuerpo universal. El Señor cubrió toda la superficie del mundo y, extendiendo Su cuerpo, cubrió también toda la del cielo. Con las manos cubrió todas las direcciones, y con Su segundo paso, los planetas edénicos. Así pues, no quedaba ningún lugar para Su tercer paso. Le pidió que pensara un lugar para que Vamanadeva diera Su tercer paso. Entonces el rey decidió ofrecerle su cabeza en caridad, para que Vishnu pudiera dar Su tercer paso.'



Después de esto, Sri Vamanadeva [mediante Garuda, Su ave] arrestó y ató, con las cuerdas de Varuna, al rey Bali. El abuelo del rey, Prahlada Maharaja, se presentó junto con Brahma y le dijo: "Cuando alguien toma refugio en Ti, lo alivias de todos sus apegos materiales. ¡Tú has tomado todas las posesiones de Bali Maharaja y lo has atado! Le pidieron entonces a Vamana de liberar al monarca, y al estar muy complacido, Éste concedió a Bali Maharaja que le pidiera una bendición: "Hay cuarenta puertas en mi palacio, nunca sé cuál voy a utilizar. Te pido que Te pueda ver en cualquier puerta que utilice."



Radhika siguió: "Conocemos muy bien esta persona negruzca. No es para nada conveniente comprometerse con Ella, porque no confiamos en Ella." El abejorro siguió zumbando y Radhika exclamó: " ¡Te preguntarás por qué sigo hablando de Él a pesar de no querer saber nada más de Él! ¨¿No existe otro tópico en el mundo que no sea Él? Me has dicho, "Si Lo quieres dejar, entonces déjalo y no hables más de Él. Nosotras podríamos dejarlo de ver pero no podemos dejar de hablar de Él y de Sus pasatiempos. Digo la verdad, con conocimiento de causa. Una mujer enloquecería de oír una sola vez las dulces palabras de esta persona negra, oír Sus dulces pasatiempos y las melodías que surgen de Su flauta. Esta mujer perdería todo interés por su esposo, familia y hogar."



Tal persona abandona sus apegos y hace llorar a su madre, a su padre, su hija, su esposa y a todos los demás. "¡Mi hijo ha abandonado la casa! Se ha ido a Vrindavana, y, al igual que un pájaro, no tiene refugio ni donde dormir. No tiene nada para comer, salvo lo poco que consigue mendigando (madhukari). Como los pájaros, no hallaréis ningún lugar donde permanecer por mucho tiempo. Entonces, deambulando por Vrindavana, gritaréis, "Krishna, Radha".



Las gopis dijeron: "Si queréis permanecer en la tranquilidad de vuestros hogares, no prestéis ninguna atención al nombre de este personaje negruzco, ni a Sus pasatiempos." No deberíais oír los maravillosos pasatiempos de Krishna. Si lo hacéis, enloqueceréis y abandonaréis vuestro hogar."





¡Gaura-premanande!